como rayo resplendeciente,
como vaiven hermoso de aves,
como lucierna en ciernes.
Esperas donde tu soledad marchita,
desde la rectitud de tu mirada,
desde el silencio roto plegado de heridas.

Toma mi llanto contenido y alterano,
mi mano temblorosa,miedosa
de sostener este pañuelo
que enjuaga tus lagrimas sufridas
por aquel pecado ajeno,
cometido por inconscientes hombres,
llenos de ansia de recelo

Despiertate sereno en la aurora de las calles sin rumbo,
en las largas avenidas de mi pesar Nazareno.
¡Despiertate,Ecce-Homo,que no quiero ver
la muerte súbita de tu cuerpo!
¡Que no quiero ver el paso de agonia
sembrao en mi hermano costalero!
¡Que la madrugá soporta cansina
el dolor de los que se fueron!
¡Quero que el mecio de tu capa se ciña a ese
porte principesco y aliviarte,
Ecce-Homo,ese dolor henchido en el viento
con la dulce oracion que hay te ofrezco!
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