
Señor Jesús, Cautivo y Rescatado.
Ante ti venimos,
Para adorar la grandeza de un reo,
Que se presenta ante su juez con las manos atadas
Y coronado de espinas.
Cautivo estás, pero no tanto de los hombres
Que atan con cuerdas tus manos
Y piden tu crucifixión;
Que más fuertemente te atan las cuerdas del amor,
Con que que quieres salvar y liberar a tus hermanos.
Rescatado estás,
No tanto porque compraron tu imagen cautiva
A peso de oro,
Cuanto porque el Padre del Cielo
Te hizo libre resucitándose de entre los muertos.
Pero yo Jesús sigo viéndote cautivo:
Cautivo del dinero, de la violencia y del sexo,
Que son cadenas y no cuerdas
Que te atan en el corazón de los hombres, tus hermanos
Y no dejan que tu imagen viva se haga visible,
Construynedo con ellos el Reino,
Que el Padre te encomendó anunciar
E implantar en esta tierra nuestra,
En la que Él quiere habitar con sus hijos queridos.

Libranos, Señor, del cautiverio del pecado,
Para que podamos construir contigo la Fraternidad, Amén.
A MARÍA SANTISIMA DE LA TRINIDAD

Señora de la Trinidad,
De la Trinidad eres, porque, cuando el Espíritu
Se cernía sobre las aguas primordiales,
Ya el Padre del Cielo te había elegido
Para ser la Madre de su Hijo Amado.
De la Trinidad eres,
Porque el Espíritu del Padre y del Hijo
Fecundó tu seno
Y, sin dejar de ser Virgen, te hizo Madre.

De la Trinidad eres,
Porque por obra del Espíritu
Compartes con el Padre Eterno
Un Hijo único: Dios verdadero
Y Hombre cabal.
Intercede ante este Hijo,
Para que nos envíe su Espíritu,
Que nos haga adorar al Padre
En Espíritu y en verdad. Amén.
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